cartapacio
Acotaciones
, 28, enero-junio 2012
143
(
Pausa. El abogado se queda asintiendo por un momento.
)
A
bogado
.– Mira, te voy a contar una cosa… te voy a decir esto y te vas a
tener que callar para toda la vida.
D
aniel
.– Hizo así… y me lo quitó de la boca. Y se lo comió él.
A
bogado
.– ¡Claro! ¡Porque estaba tratándote como a un hombre y no
como a un niño! ¿Qué? ¿A que no sabes qué responder ahora? ¿Y si te
digo que tu padre estaba diciéndote que había hambre en África y por
eso te quitó el bocado de la boca? ¿Para decirte que la comida, comer,
no era una obviedad? ¿Eh? ¿Eh?
D
aniel
.– Yo era un niño. Yo no podía entender eso.
A
bogado
.– Hombre, pero algo queda. Si ahora sabes hacer feliz a tu mu-
jer es en parte porque tu padre te hizo un hombre. (
Ve que Adriana se
acerca.
) Mírala. Ya viene. Está un poco fondona pero en cuanto se cui-
de un poco…
D
aniel
.– Yo a Adriana nunca la trataría así/…
A
bogado
.– Mira, ya la estás tratando mal, porque podrías darle una segu-
ridad y no quieres, y además, nunca, y recuerda esto, nunca digas de
esta agua no beberé y este cura no es mi padre. Depende. Si te faltara
al respeto… ya veríamos.
(A
driana
se sienta. Pausa. Ambos la observan.
)
A
driana
.– He pedido un trozo de tarta para compartir.
A
bogado
.– Tú eres de buen comer, ¿eh? Pide, pide lo que quieras. A
disfrutar.
D
aniel
.– Mi madre estuvo muchos años viviendo con tres hijos en una
habitación muy pequeña y no nos llegaba el dinero.
A
driana
.– He pedido tarta de chocolate con fresas.
A
bogado
.– Mira, tu padre se fue de casa. Pero… ¿qué crees? Se fue para
no haceros daño. Tu madre… tu madre sí que ha hecho una cosa mu-
cho peor.
D
aniel
.– ¿Ella? Ella no me ha hecho nada/.
A
bogado
.– Te ha envenenado.
D
aniel
.– Ella solo me contó/…
A
bogado
.– No, no… eso no se le hace a un hijo. Mira, mi padre fue muy
duro conmigo ¿y tú a mí me ves traumatizado?
D
aniel
.– —
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