cartapacio
Acotaciones
, 28, enero-junio 2012
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estalactita. El Foro de la Familia me envía anónimos. El retrato-robot
de mis hijos, cordones umbilicales por correo certificado. Cuando era
pequeña vi un documental sobre el aborto para mayores de dieciocho.
La pantalla estaba tan roja que creí ser daltónica. Mi único profesor de
sexología fue un fraile aficionado al fotomontaje. Un día me mostró la
diapositiva de un útero lleno de benjamines. Aquella noche Jasón y yo
hicimos botellón en un puente levadizo. De camino al motel, me salté
todos los stops y los semáforos en rojo. Atropellé a dos o tres peatones.
No tengo que decir que me di a la fuga. Medea ni siquiera había apro-
bado el teórico, pero de pequeña el rey de la Cólquide la sentaba en
su cintura y le dejaba conducir su escarabajo dorado. Jasón no quería
usar preservativo. «¿Te gusta el látex?». Medea se pregunta por qué en
lugar de hacer fotomontajes y películas
snuff
, aquel fraile no hizo una
demostración de producto con un plátano canario. Cuando desperté,
Jasón ya se había ido. En la mesita de noche, la factura del hotel, varias
multas de velocidad y citaciones en el juzgado. «Desaloje la habitación
antes de las once». En días sucesivos la tripa de Medea creció. «Eso
es apendicitis», dijo Jasón. Pero la ecografía de la sexta semana no
dejaba dudas. Jasón ya había empezado a salir con una pija del colegio
mayor. A veces, bronceado como un nuevo rico, iba a ver a Medea y
le llevaba presentes. Una camiseta XXL, «estuve en Santa Pola». Me-
dea quiso abortar por autosugestión, montó en bicis de competición y
practicó la épica. Medea comía perejil porque era abortiva esta yerba.
Medea intentó matar su amor por Jasón. Si se lo imaginaba cagando y
lo seguía amando. Quería cortarle el pene y arrojarlo a un contenedor,
sin embargo le había dado la vida eterna gracias al cromosoma. Medea
pensó en la pija del colegio mayor regalando a sus hijos pornografía
tecnológica y se puso en contacto con un abortista rumano. Lo mismo
te arreglaba una tubería que te limpiaba los cristales. A la puerta de la
consulta, se encontró una manifestación antiaborto. Igual que la noche
de autos, pero con una bici sin frenos, atropelló a dos o tres manifes-
tantes. Medea ya no tenía vehículo a motor (ni el escarabajo del rey
de la Cólquide ni el Simca 1000 de Jasón) pero podía alcanzar los 200
kilómetros/hora gracias al
amor fou
y la mala hostia. Cuando Jasón se
enteró de que Medea había abortado, apadrinó a dos subsaharianos. El
Foro de la Familia consiguió que cumpliera condena por homicidio en
grado de tentativa y Medea se convirtió en la
guest star
de los sucesos.
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