cartapacio
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Acotaciones
, 28, enero-junio 2012
IV
M
edea
.– Al menos podrías disimular un poco ¡Esa mujer debe de ser alo-
pécica! ¿Has visto aquel? Le hice frente con la escoba y se encaró. Pero
eso no es lo peor. Lo peor es que todo huele a su perfume, que será de
Dior, pero a mí me recuerda a la primera orina. Detesto ese tufo a ex-
traña. Es como una habitación sin ventilar. ¿Y las marcas de carmín?
Se nota que es de larga duración. Esa mujer parece Bansky, el grafitero.
J
asón
.– Lo hago por los dos.
M
edea
.– ¿Por los dos?
J
asón
.– Con el dinero compraremos un monovolumen para cuando naz-
can los mellizos. Siete plazas…
M
edea
.– ¡Si solo son dos!
J
asón
.– Llantas de aleación de catorce pulgadas, dos puertas deslizantes
acristaladas, guardabarros delanteros y traseros…
M
edea
.– ¡Arribista, chaquetero, comemierda! Hasta ellos dan patadas
por dentro.
J
asón
.– Aquí a esto le dicen violencia de género.
M
edea
.– ¡Qué pronto has aprendido sus leyes! ¿Se puede legislar sobre
el querer?
J
asón
.– Capítulo X. Artículo 90. De los efectos comunes a la nulidad,
separación y…
M
edea
.– El día que me tome la venganza, lo haré por mi cuenta y ninguna
ley de alejamiento podrá evitar…
J
asón
.– Ya hablaremos mañana.
M
edea
.– ¡Jasón!
J
asón
.– ¿Qué quieres?
M
edea
.– ¿Duermes?
J
asón
.– Ya no.
M
edea
.– No puedo conciliar el sueño.
J
asón
.– ¿Por qué no pruebas a contar ovejas?
M
edea
.– Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez...
J
asón
.– ¿Puedes hacerlo en voz baja?
M
edea
.– ¡Ay!
J
asón
.– ¿Qué sucede?
M
edea
.– He tenido una pesadilla. Una oveja, la churra, se ha caído y
el pastor la ha sacrificado después de violarla. Antes bastaba que me
abrazases para... ¿Te has depilado?
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