DIEZ ESPECTÁCULOS DEL SIGLO XXI
Acotaciones
, 28, enero-junio 2012
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su autora lo sabe. Otras obras suyas de estupenda factura y gran calidad
como
Tres versiones de la vida
,
Una comedia española
o
Un dios salvaje
no han
saboreado la tremenda fortuna de la obra del cuadro blanco. Yo he visto
estupendas representaciones de las tres piezas y tiendo a pensar que el
mayor o menor éxito de los espectáculos dependió de la mayor o menor
popularidad de los actores que en ellas actuaban. Es posible que alguna
de estas obras, sin olvidar
El hombre del azar
, pudiera ser considerada me-
jor desde el punto de vista... ¿literario? Tal vez alguna de ellas pudiera
resultar más...¿compleja? Nadie, ningún crítico a pesar de estas objecio-
nes, podría afirmar taxativamente que alguna de sus otras obras es mejor;
porque la pregunta sería ¿mejor para qué?
Cuando el lector más o menos responsable, el crítico, el profesor de Li-
teratura Dramática, se encuentra frente a un fenómeno de la categoría de
Arte
le asaltan dudas innumerables. Solo mencionaré algunas como ejemplo
de lo que pretendo decir. Uno, por ejemplo, no puede dejar de pensar en
el éxito que cosechó Adolfo Torrado en las carteleras españolas. De acuer-
do, a mí
Arte
me gusta mucho, pero también el público del tiempo de Valle
admiraba a Torrado. Con esto quiero decir que si bien el éxito es deseable,
también es verdad que el éxito, «morir de éxito» se dice, llega a generar
en los Marcos del mundo, o en los Sergios, una especie de sospecha des-
asosegante. Más cuando la autora de la obra en cuestión ha declarado que
«la frivolidad es la espuma de la inteligencia». Durante muchos años nadie
representó a Shakespeare; aunque Lope sí fue el Fénix para los suyos, y
luego... no contaré lo que pasó luego porque lo sabemos todos; ni lo que
vendrá, porque no lo sabe nadie. Pero no se puede negar que los grandes
éxitos de público tienden a despertar inmediatas sospechas en buena parte
de la crítica, también en tiempos de Lope. Un crítico del
Independent
dijo de
Reza que era «la reina de las ideas light». Pero cabe mencionar entonces la
existencia de un Ciclo Reza- Beckett, posgrado en la Sorbona.
A un profesor de escritura dramática también le plantea alguna zozo-
bra el fenómeno
Arte
. La pregunta en esta ocasión es: ¿si un alumno mío
apareciera con una obra como
Arte
sería yo capaz de predecir un futuro
tan esplendoroso o le animaría a enriquecer algún personaje para que pu-
diera desarrollar estrategias más interesantes? Quien dice profesor dice
programador de un centro dramático. Yo he de decirles que no, no hubie-
ra podido predecir semejante éxito. No. Y también respondería: no hay
otra obra como
Arte
. «Temo que
Edipo
haya agotado por sí solo el género
al cual pertenece», le escribe Schiller a Goethe a propósito de la tragedia.
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