DIEZ ESPECTÁCULOS DEL SIGLO XXI
Acotaciones
, 28, enero-junio 2012
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portezuela que se encuentra en una de las paredes. Las pruebas se irán
revelando como inhabituales en este tipo de procesos,
verbigracia
, en una
de ellas los cuatro aspirantes deberán defender el rol que les ha tocado en
suerte, véase, un obispo, un torero, un payaso y un político, pero tocados
con una mitra, una montera, un gorro de clown y una chistera respecti-
vamente.
Las pruebas avanzan. En un momento dado Carlos opta por dejar el
proceso alegando cuestiones de dignidad. Más tarde lo hace Enrique tras
confesarse
infiltrado
de la empresa, pero antes de abandonar la sala instrui-
rá a los dos finalistas, a Mercedes y a Fernando, sobre la última y defini-
tiva prueba: cada uno de ellos deberá conseguir algo del contrincante, ese
«algo» se encuentra secretamente escrito en los dos sobres que Enrique
les entrega y que el vencedor deberá mostrar al adversario como prueba
inequívoca cuando haya conseguido su objetivo.
Tras un combate cargado de estrategias arteras y en el que parece que
todo vale Fernando se alza con la victoria; Mercedes abandona la sala;
Fernando queda solo en ella y tras esperar, esperar y esperar; intentar
salir y no poder por encontrarse cerradas las puertas; irritarse, y sospe-
char; elucubrar y temer; ¡por fin! en un
tour de force
dramatúrgico llega la
sorpresa final: los otros tres personajes irrumpen nuevamente en la sala
con renovadas energías y revelan su autentica personalidad: no solo En-
rique, también Carlos y Mercedes eran
infiltrados
, esto es, integrantes del
equipo de psicólogos que se encarga del proceso selectivo. Los tres han
estado fingiendo para poner a prueba a Fernando y, de paso, implementar
el nuevo método de selección de personal que ha desarrollado un psicólo-
go escandinavo de nombre
Grönholm
. Con este método se pretende anali-
zar las respuestas emocionales de los candidatos ante diferentes estímulos
emocionales. El equipo comunica a Fernando el resultado del proceso:
se desestima su solicitud pues:
no buscamos a un hombre que parezca un hijo
de puta. Lo que necesitamos es un hijo de puta que parezca un hombre
.- le espeta
Mercedes a la cara.
Antes de finalizar el autor nos sorprende con una última carta, quizá la
imagen más profunda y pesimista del texto, elaborada sin artificio alguno.
En esta especie de coda contemplamos a la víctima del método escandi-
navo en una acción tan grosera como humana: se levanta, se repone y
«miente». Un acto de supervivencia. ¡Menudo sonrojo compasivo!
Galcerán estructura
El método Grönholm
en una serie de escenas sucesi-
vas en las que a modo de rounds los púgiles-candidatos (reales o falsos)
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