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Acotaciones
, 28, enero-junio 2012
No podemos olvidar que, de vez en cuando, algún creador teatral lanza
una propuesta muy personal, realizando todas las tareas de responsabili-
dad visual en un espectáculo, con lo que garantiza la coherencia poética.
Como, por ejemplo, en la obra escénica de Bob Wilson, donde se refleja
su formación arquitectónica y plástica, y que a veces recuerda a Gordon
Craig y su teoría del actor supermarioneta. Algunos directores de puesta
en escena piensan que un espectáculo escénico es una obra personal, de
autoría única, la suya. Y el resto de las expresiones de un espectáculo,
en concreto, la expresión plástica, es subsidiaria del enfoque del director
de puesta en escena. Creo que ese concepto, o esa forma de concebir los
espectáculos, de arriba a abajo, empobrece en la actualidad las artes escé-
nicas. Y en concreto el desarrollo de la plástica escénica.
En mi opinión, si hay algo claro en las artes escénicas en general, es
que un espectáculo teatral es una obra en colaboración
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, con distintos gra-
dos de participación de los diferentes autores. Brecht escribió al respecto:
«La fábula es explicada, construida y expuesta por el espectáculo en su
conjunto, por los actores, los decoradores, los maquilladores, los vestua-
ristas, los músicos y los coreógrafos. Todos ponen su arte en esta empresa
común, sin abandonar por otra parte su independencia» (41).
Cada aspecto del diseño de un espectáculo debe crear una estética con
poética propia, pero al mismo tiempo revelar y, por tanto, participar en
la dramaturgia del hecho escénico. La función del creador escénico es
lograr pasar nuestra cotidianidad del nivel de lo no-percibido al nivel de
lo admirable y de lo interesante. Richard Wagner alienta la idea de una
nueva dramaturgia, que surge de la íntima unión de la música, la pala-
bra y, subsidiariamente, la imagen. La música como vehículo de la idea
dramática.«Wagner da un giro importante en la elaboración de una nueva
dramaturgia que sirve de nexo hacia el experimentalismo del siglo
xx
»
(Sánchez, 22). Por esa puerta abierta por Wagner, y a partir de esa nueva
interpretación del hecho escénico, hemos transitado todos los demás. De
ahí la importancia escénica del genial músico alemán. Solo por esta formu-
lación y la definición conceptual del nuevo edificio teatral merece ocupar
un lugar destacado, de punto de partida de todo nuestro trabajo.
La potencia creativa de las vanguardias del siglo
xx
nos alimentó ética
y estéticamente durante todo el último siglo. Y además nos llenó de con-
fianza en la sociedad y en su capacidad de convertir las grandes obras en
iconos, en faros que alumbraban las conciencias y nos hacían mejores. Ed-
ward Gordon Craig publica su obra capiltal,
The Art of the Theater
, en 1905
1...,36,37,38,39,40,41,42,43,44,45 47,48,49,50,51,52,53,54,55,56,...224