cartapacio
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Acotaciones
, 28, enero-junio 2012
M
ujer
.– ¡Un concierto de despedida! Para todos aquellos, jóvenes y no
tan jóvenes, que abandonan el barco ¡Ay, ay, ay! Parecemos plañide-
ras que chillan a la muerte. Pero saluda, saluda. La mano bien alta.
Hoy les toca a ellos, mañana les toca a otros. Aunque los hijos de los
ricos se mantienen aquí. A los hijos de los ricos, los mandan fuera, de
vacaciones. Como aquellos que llenaron nuestra ciudad en la visita del
Santo Pontífice. De la oración a la política. De la oración a la política.
A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho. Y a pesar de que
no tenemos ahora el vigor que antaño movía la tierra y los cielos, lo que
somos, somos. ¡A combatir, buscar, encontrar, y no ceder! En otros
sitios la pobreza lleva a la gente a extremos, aquí, por lo menos, tienen
una tarea. Se los saca de la calle, de las plazas. Ya los veremos en uno
de esos programas… ¿Cómo se llama?
H
ombre
.–
Españoles por el mundo
.
M
ujer
.– ¡
Españoles por el mundo
! Y nos enseñarán su bonita casa con jar-
dín. Pero no dejes de cantar, aunque el olor de este puerto, de esta
agua estancada, sea insoportable. No hay nada más peligroso que un
cretino con un micrófono, se prima la opinión desaforada frente a la
información contrastada. Como esa advertencia, la advertencia:
H
ombre
y M
ujer
.–«Para que no dejemos que la demagogia de resentidos
y de minorías organizadas cambien fatalmente el curso de la historia.
Bajo la apariencia de inocentes movilizaciones, que se pretenden for-
mas de democracia directa, se esconde la deslegitimación de nuestro
sistema representativo y, en definitiva, constituyen la semilla del tota-
litarismo».
H
ombre
.– ¡Camorristas!
M
ujer
.– ¡Pendencieros!
H
ombre
.– Quien haya estado condenado a vivir en esta época, a escuchar
su estruendo, tiene derecho a ejercer una defensa legítima.
M
ujer
.– ¡Deseo para todas las personas, para cada una, que tenga moti-
vos de indignación!
H
ombre
.– Y partieron, y acamparon y tuvieron gran temor a causa del
pueblo porque era mucho, y uno de los que ejercía el poder dijo: «El
pueblo ha salido y he aquí, cubre la faz de la tierra, y habita delante
de mí».
S
irena
.– ¿Quién soy yo? / me pregunto, cuando tengo ocasión / vivo bus-
cando en el modelo una anterior revolución / las utopías / que solo
existen sobre las alfombras / y quienes las inventan mientras tanto, se
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