Aprendizaje de la noche
Modo de visitar conventos (Itinerario en artes vivas para conventos de clausura). Colectivo Las Torneras

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Resumen

En la noche del 14 de diciembre de 1591, un Juan de la Cruz Viejo y devastado por la gangrena de una pierna, olvidado de cuidados médicos, y degradado de todos sus cargos, yace en su lecho de muerte en su humilde celda del convento carmelita de San José de Úbeda. Se siente morir y se dispone a quemar sus escritos, ocultos bajo el jergón, antes de que caigan en manos de la Inquisición, cuando el espectro de Catalina Álvarez, su madre fallecida años atrás, le pide que los confíe a su cuidado. Al punto, se materializa Juan Muchacho, desdoblamiento adolescente del moribundo, quien comienza a recordar su llegada a Medina del Campo con su madre y su hermano Francisco – recién fallecido su hermano Luis- para buscarse la vida. Así se inicia la primera jornada sobre el periodo de formación de este Juan Muchacho: primero, entra a trabajar como enfermero con 15 años en el hospital de sifilíticos de la ciudad, dirigido por el jesuita Alfonso Álvarez de Toledo quien, viendo en Juan aptitudes para el estudio, le descarga de horas laborales para que pueda formarse en la escuela nocturna para indigentes que acaban de abrir los jesuitas en  Medina. Juan Bonifacio, latinista instructor de Juan, y Álvarez de Toledo, le proponen el cargo de capellán del hospital por darle un jornal decente y garantizarle horas libres para el estudio, siempre y cuando convenga en hacerse jesuita. Pero Juan se niega a entrar en una orden que convierte el conocimiento en poder, nacida para defender al papado. Catalina insiste en que acepte para aprender el latín, lenguaje de la iglesia, que le granjeará poder y conocimiento. Juan le confiesa que ha ingresado en  el convento carmelita de Santa Ana de  Medina del Campo y que el prior le envía a estudiar lenguas clásicas, filosofía y teología al Colegio de San Andrés de la Universidad de Salamanca, pues necesita hombres formados.

La segunda jornada se abre con el regreso a Medina de Fray Juan de Santo Matía, primer pseudónimo religioso de Juan de Yepes, tras cuatro años en la universidad salmantina, donde ha conocido la claudicación de Fray Luis de león y la devotio moderna. Al concluir la celebración de su primera misa, una beata seglar que está celebrando su primera misa en latín dice haber entrado en éxtasis. Una monja de mediana edad interviene. Es Teresa de Cepeda y Ahumada, conocida como Teresa de Jesús, reformadora del Carmelo. De inmediato, surge la atracción entre Juan y Teresa: la primera pide al segundo que le acompañe en sus fundaciones, pues requiere instrucción teológica para ella y sus monjas y conferir calado ideológico a su reforma. Juan acepta y se convierte en confesor personal de Teresa, quien se siente incómoda ante la excesiva austeridad de Juan y su desprecio por las imágenes religiosas. Cuando Teresa es destinada como priora en 1572 -impuesta por las altas esferas de la orden- al convento de la Encarnación de Ávila en el que ingresó de novicia para rescatarlo del caos con su reforma,  Juan de la Cruz  resulta crucial para ganarse el afecto de las monjas -que la desprecian en un principio-  a través de la puesta en práctica de un nuevo método de confesión que borra fronteras entre confesor y penitente en el diálogo interior en lengua romance que suscita en el interior de este último, partiendo de la no existencia de un Dios no andromorfo. Teresa, entregada a golosas visiones de un Cristo corpóreo, no acaba de sentirse a gusto del todo.

La tercera jornada arranca cuando el padre Maldonado, provincial de la orden del Carmelo calzado, llega en diciembre de 1577 a la Encarnación para prohibir el resultado de la votación de la congregación que ha vuelto a reelegir a Teresa como priora. Se produce una rebelión que concluye con el arresto de Teresa, a quien se prohíbe moverse del convento, y el encierro en prisión de Juan de la Cruz en el convento de carmelitas de Toledo por negarse a retractarse de sus ideas. Nueve meses de cautiverio en una hedionda letrina sin ventilación ni luz, bajo la custodia de Diego Evangelista, mediocre fraile calzado que somete a Juan a todo tipo de vejaciones para que se retracte sin conseguirlo. Juan resiste experimentando en sí mismo su propio método, que cristaliza en sus Canciones de la esposa – más adelante tituladas Cántico espiritual-  y termina fugándose por un ventanuco engañando a Diego. Mientras tanto, Teresa ha sustituido a su antiguo confesor por Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, primer provincial del Carmelo descalzo, joven carmelita humanista y escritor, cercano al rey Felipe II, como mano derecha de su reforma.

El Epílogo La doble noche. Paisaje del agua variaciones nos devuelve a la noche del tránsito de Juan Viejo en diciembre de 1591, que se debate entre vívidas visiones – mitad recuerdo verídico, mitad ficción -  de los últimos acontecimientos inmediatamente posteriores a su fuga: su acogida en el convento carmelita de San José Salvador de Beas en Jaén, su intensa relación con su joven priora Ana de Jesús y las monjas de su congregación, en las que vuelve a experimentar su método para perfeccionarlo, ocupa la Noche primera. La Noche segunda acoge el torbellino más violento y trepidante de imágenes y recuerdos sobre los dos capítulos generales de la orden del Carmelo, celebrados en Madrid en 1590 y 1591, en los que el ultraconservador Niccolò Doria, padre general de la orden del Carmelo, invirtió la reforma descalza, difamó a Juan de haber tenido trato carnal con las monjas de Beas y le despojó de todos los cargos, destinándole como fraile raso al convento de La Peñuela en Jaén, antes de entregarlo a la Inquisición. Juan Viejo revive el momento en el que se hiere en un talón cavando con un azadón y siente la liquidez del Paisaje del agua de su infancia que ya le une a la divinidad.

https://doi.org/10.32621/ACOTACIONES.2020.45.11
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