Resumen
En los espectáculos de Angélica Liddell son cruciales el dolor, el asco y la ira; pero también lo son la compasión, el amor y el perdón. Como defiende la teoría cognitiva, lejos de constituir compartimentos estancos, las emociones establecen una relación dinámica entre sí. Todas estas emociones apuntan hacia el ámbito relacional del fenómeno social y pueden clasificarse como emociones relacionales sociales. Lo social supone además que la emocionalidad participa en los procesos de creación de significados, fenómeno que resulta esencial en la representación de la vulnerabilidad y la confusión presentes en lo traumático. Este trabajo se interroga sobre la manera en que estas emociones de lo social despliegan un juego relacional en los últimos montajes de Liddell dedicados al duelo: Una costilla sobre la mesa: Madre, Una costilla sobre la mesa: Padre, así como la obra publicada asociada a ambos.