cartapacio
Acotaciones
, 28, enero-junio 2012
93
(
Un
H
ombre
y una
M
ujer
frente al mar despiden un barco. Resisten. Sonido
de trompetas. Una
S
irena
los interpela desde el mar.
)
M
ujer
.– Resulta conmovedor ver cómo el patriotismo se manifiesta ahora
hasta en las ropas de la gente. No es difícil ver las banderas, las ban-
deras en las camisetas, en los bolsos, hay todo tipo de artículos con
banderas. Y uno puede ver en los mejores barrios de Madrid a la gente
con sus banderas. Ya se anuncia la victoria. La chusma política que ha
movido el bote.
H
ombre
.– ¡Sí! ¡Ha movido bien el bote a ver si se hundía del todo!
M
ujer
.– Y esa nueva chusma, antes de reconstruir, tiene que hacer caer
todo el peso de la desgracia sobre el enemigo, hasta destruirlo, hasta
arrasar con todo, a fin de que luego uno pueda dar la orden de hacer
algo nuevo.
H
ombre
.– ¡En este barco estamos todos!
M
ujer
.– Así que, por favor, ¡vuelva a su asiento!
H
ombre
.– ¡Vuelva a su asiento y no mueva más el bote!
M
ujer
.– Que ya le va a llegar su turno, a usted y a la dama de hierro.
Pero no nos entretengamos con pequeñeces. Nuestra interpretación
no carece de sentimiento. Y estamos aquí para dar un concierto, un
concierto para aquellos que cruzan el mar como hicieron sus abue-
los.
H
ombre
.– ¡Adiós! ¡Adiós!
M
ujer
.– Saluda. La mano bien alta. Que vean el entusiasmo, el orgullo.
H
ombre
.– (
Recita
) Quae mihi supremum tempus in urbe fuit
Cum repeto noctem
qua tot mihi cara reliqui
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
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